viernes, 12 de diciembre de 2008




Honestidad y justicia



Sencillamente, la honestidad significa enfrentar la verdad con nosotros mismos y con otras personas. Significa que otras personas sean tan importantes para nosotros, que no los engañaremos por buscar el beneficio propio. Significa enfrentar nuestros errores aún cuando tengamos que reconocer ante otras personas que los hemos cometido o cuando nos causen problemas decir la verdad.
Ser justos significa actuar equitativamente y tomar decisiones, especialmente las más importantes, sobre la base de la evidencia en vez de nuestros propios prejuicios. Significa "seguir las reglas" y defender el derecho de toda persona de ser tratados justa y honestamente.
Para comprender cuan importante es ser honestos y justos, los niños necesitan aprender que el vivir juntos como familia, comunidad o como nación depende de la confianza mutua. Sin honestidad y justicia, tener confianza en otras personas es muy difícil, y las familias-al igual que las sociedades-se desintegran.
Advertencia: Existe una gran diferencia entre ser deshonesto-mintiendo y haciendo trampa-y "inventarse cosas," tal como lo hacen los niños en sus juegos de fantasía. Si a los niños se les enseña que no decir la verdad es "algo malo," algunos niños pudieran pensar que también es malo fingir que son una princesa o un astronauta. Aunque usted debe desalentar a su niño de mentir o hacer trampa a propósito, usted también le debe hacer entender que está bien jugar y fantasear.
Lo que usted puede hacer
Ponga un buen ejemplo sobre las relaciones honestas con otras personas.
Dialogue con su niño sobre qué es y qué no es la honestidad. Por ejemplo, señale que ser honesto no significa que le debe decir a alguien que usted cree que está feo. La bondad va junto con la honestidad.

LA HONESTIDAD EN LA SOCIEDAD


Tener conciencia de la importancia de la honestidad, es vital para nuestra sociedad, desgraciadamente hemos conocido un mundo en el cual el instinto de supervivencia ha sacado la cara mas horrenda del ser humano... la cara de la corrupción, y el problema reside en esa aceptación que la misma sociedad erróneamente le ha otorgado, el no decir “ratero” para a cambio llamarle “listo”, la cadena ha ido creciendo más y más, comenzando por lo que muchos pueden llamar insignificante, como a ese niño que le robo los carritos a su amigo, o el alumno que le ofrece dinero a un maestro, el policía que toma la mordida, hasta los puestos de los funcionarios que afectan a toda la sociedad, y todo comenzó por la falta de educación, porque a esa persona en ningún momento se le marco su acto como equivocado, asunto preocupante... y que corresponde a todos los que reconocemos el problema ser los portavoces de NO CALLARSE Y ALZAR LA VOZ.
Esto va más allá del hecho de decir "resulto ser menos honesto de lo que creí", es algo de temer aquellas mascaras que hemos permitido sean utilizadas en sociedad por el simple hecho de pertenecer a un grupo, e identificarse a partir de este... entonces se engaña, ¿y la honestidad?, ¿que puede ser más grave?, aquel que dice ser compasivo y alaba a Dios "fervientemente", pero a espaldas planea fraudes, engaña, y cree que realmente engaña... ¿y su conciencia?, ¿realmente se puede engañar?, o es más grave aquel que es honesto, y se queja, que no guarda sentimientos y decide expresarlos... que si no esta de acuerdo con las faltas que otros han cometido ha decidido alejarse y no volver a saber más de aquellas personas que no conocen el valor de la honestidad.Yo no puedo imaginar lo que siente una persona que se ha fallado a si misma, ¿en que momento se quitará la mascara?, ¿Qué sentirá esas noches cuando su mente solo se ocupa de recordar como ha fallado a sus valores?.
Lo cierto es que estamos olvidando el respeto, la dignidad y la individualidad del ser, estamos en una era donde la decadencia del ser está en búsqueda de "poder", porque creen que a partir de ahí realmente pueden ser... la cruda realidad es que ya son, y forman parte de nosotros, andan por ahí en las calles con trajes y trabajan como funcionarios, o es aquella señora que nos dice como ha cambiado su vida al pertenecer a un grupo religioso, y como aprendió a tener doble vida... son aquellos que buscan obtener ventaja de otros... y ejemplos desgraciadamente hay muchos... son los que atacan, y creen que destruyen, y puede ser que consigan el poder económico que buscaban, pero no pueden lograr destruir el valor de otros por ser honestos, no si tú no lo permites, ellos no pueden con orgullo tener la frente en alto, enseñémosle de una vez por todas a quienes han fallado a ser honestos, comenzando por mostrar nuestra propia honestidad, si no son capaces de aprender a ser honestos, entonces mantén la fuerza y la voluntad de no ser parte de esa gente, y actúa en el mundo como lo que eres...Un ser valioso...Por eso ¡no te calles alza la voz!... ¡honestamente te necesitamos!.Ofelia Balderas Gallegos.
"Llegará un día en que nuestros hijos, llenos de vergüenza, recordarán estos días extraños en los que la honestidad más simple era calificada de coraje." Yevgeny Yevtushenko. Poeta ruso.

la honestidad en las sagradas escrituras




Pregunta: ¿Dios espera y merece honestidad?
Respuesta: Está en la Biblia, Salmo 51:6, "He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría". El ser deshonesto con alguien es tan dañino y duradero como las heridas físicas. Está en la Biblia, Proverbios 25:18, "Martillo y cuchillo y saeta aguda es el hombre que habla contra su prójimo falso testimonio".

El Señor no aprueba la deshonestidad en los negocios. Está en la Biblia, Proverbios 20:23, "abominación son a Jehová las pesas falsas, y la balanza falsa no es buena".

Sea honesto y franco. Está en la Biblia, 1 Tesalonicenses 2:3, "Porque nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño". II Corintios 8:21, "Procurando hacer las cosas honradamente, no sólo delante del Señor sino también delante de los hombres".

La honestidad está involucrada en dos de los mandamientos. Está en la Biblia, Éxodo 20:15-16, "No hurtarás. No hablarás contra tu prójimo falso testimonio". Los líderes valoran a aquellos que dicen la verdad. Está en la Biblia, Proverbios 16:13, "Los labios justos son el contentamiento de los reyes, y éstos aman al que habla lo recto".

La verdad es de más valor que la adulación. Está en la Biblia, Proverbios 28:23, "El que reprende al hombre, hallará después mayor gracia que el que lisonjea con la lengua". Los hijos de padres honestos son felices. Está en la Biblia, Proverbios 20:7, "Camina en su integridad el justo; sus hijos son dichosos después de él". Diga la verdad siempre.

Está en la Biblia, Proverbios 12:13-14, "El impío es enredado en la prevaricación de sus labios; mas el justo saldrá de la tribulación. El hombre será saciado de bien del fruto de su boca; y le será pagado según la obra de sus manos".

Las ganancias fraudulentas son agradables sólo por poco tiempo. Está en la Biblia, Proverbios 20:17, "Sabroso es al hombre el pan de mentira; pero después su boca será llena de cascajo".

Las riquezas obtenidas deshonestamente no duran mucho tiempo.

Está en la Biblia, Proverbios 21:6, "Amontonar tesoros con lengua mentirosa es aliento fugaz de aquellos que buscan la muerte". Haga las cosas como Dios quiere. Está en la Biblia, Proverbios 11:1, "El peso falso es abominación a Jehová; mas la pesa cabal le agrada".

Dios valora al máximo la honestidad. Está en la Biblia, Proverbios 21:3, "Hacer justicia y juicio es a Jehová más agradable que sacrificio".

la honestidad segun los filosofos



Honestidad
De Wikipedia, la enciclopedia libre
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La honestidad es una cualidad humana que consiste en comportarse y expresarse con coherencia y sinceridad, y de acuerdo con los valores de verdad y justicia. En su sentido más evidente, la honestidad puede entenderse como el simple respeto a la verdad en relación con el mundo, los hechos y las personas; en otros sentidos, la honestidad también implica la relación entre el sujeto y los demás, y del sujeto consigo mismo.
Dado que las intenciones se relacionan estrechamente con la justicia y se relacionan con los conceptos de "honestidad" y "deshonestidad", existe una confusión muy extendida acerca del verdadero sentido del término. Así, no siempre somos conscientes del grado de honestidad o deshonestidad de nuestros actos: el auto-engaño hace que perdamos la perspectiva con respecto a la honestidad de los propios actos, obviando todas aquellas visiones que pudieran alterar nuestra decisión.
En la filosofía occidental, Sócrates fue quien dedicó mayor esfuerzo al análisis del significado de la honestidad. Posteriormente, dicho concepto quedó incluido en la búsqueda de principios éticos generales que justificasen el comportamiento moral, como el Imperativo categórico de Kant o la teoría del consenso de Jürgen Habermas.

La honestidad según Confucio
Confucio distinguía diversos niveles de honestidad, un concepto fundamental en su ética:
En su nivel más superficial, la honestidad está implícita en su concepto de Li: todas aquellas acciones realizadas por una persona con objeto de construir la sociedad ideal, y destinadas a cumplir sus deseos, ya sea a corto plazo (mal) o a largo plazo (bien). Admitir que se busca la gratificación inmediata, con todo, puede contribuir a transformar un acto malo en uno bueno, del mismo modo que ocultar las intenciones a largo plazo puede empeorar una buena acción. Un principio fundamental en esta teoría es la de que una buena persona debe mostrar sus sentimientos sinceramente en su rostro, de forma que facilite la coordinación de todos en la consecución de mejoras a largo plazo. Esta sinceridad, que abarca incluso a la propia expresión facial, ayuda a lograr la honestidad con uno mismo, y a que las actividades humanas resulten más predecibles, amigables y placenteras. En esta primera versión, la honestidad se logra buscando únicamente el propio beneficio.
En un nivel más profundo que el Li se encuentra el Yi, o la bondad. En este nivel no se persigue ya el propio interés, sino el principio moral de la justicia, basado en la reciprocidad. También aquí es importante el aspecto temporal de las acciones, pero en este caso como lapso de tiempo. Así, por ejemplo, dado que los padres dedican los tres primeros años de vida de sus hijos sólo a cuidarlos, los hijos deben guardar luto los tres primeros años tras la muerte de los padres. En este nivel uno es honesto acerca de sus propias obligaciones y deberes, incluso cuando no hay nadie que los juzgue o que se vea inmediatamente afectado. Esta parte del código moral se relaciona con el culto a los antepasados, que Confucio hizo normativo.
El nivel más profundo de honestidad es el Ren, desde el cual surgen el Yi y por tanto también el Li. La moral de Confucio se basa en la empatía y la comprensión de los demás, lo que requiere una autocomprensión previa, de la que nacen las normas morales, más que de un código ético previo, otorgado por alguna divinidad. La versión confucionista del Imperativo categórico consistía en tratar a los inferiores como te gustaría que tus superiores te tratasen a ti. La virtud se basa en la armonía con los demás, y en la aceptación de que en algún momento de nuestras vidas todos estamos a merced de otras personas. La honestidad consiste por lo tanto en ponerse en el lugar hipotético de la propia vida futura, y la de las generaciones pasadas y venideras, y elegir no hacer o decir nada que pueda mancillar el honor o la reputación de la familia.
En parte debido a una comprensión incompleta de estas nociones más profundas de honestidad en Occidente, es común en determinadas culturas de Asia denominar "bárbaros" a aquellos que no las conocen y las cumplen. Pese a que en ocasiones ciertas culturas asiáticas implican unos niveles de ambigüedad y paciencia casi intolerables para un occidental, esto se debe a un intento de salvaguardar la honestidad por encima de todo: desde su punto de vista, dar una respuesta positiva o negativa a una pregunta sobre la cual no se dispone de suficiente información sería tan deshonesto como mentir. Así pues, forzar al interlocutor a comprometerse con una respuesta sobre la que honestamente tiene dudas, es un comportamiento considerado poco cortés en la tradición asiática.

jueves, 11 de diciembre de 2008

beneficios de la honestidad

HONESTIDAD

Las mentiras meterán en dificultades a cualquier hombre, pero la honestidad es defensa suficiente.

Las diferentes definiciones de honestidad dan cuenta de acciones justas, verdaderas, sin engaño. Por tal motivo, las personas honestas son aquellas que no mienten, no hacen trampa, no roban, ni manipulan.
Aunque todo lo anterior es cierto, la definición va más allá. La honestidad también incluye la intención que acompaña a la verdad de nuestros actos. Esto significa ser transparente. Si una persona es honesta, no habrá ni la menor señal para equivocarnos respecto a ella. La persona madura en honestidad se encuentra en los niveles superiores del ser.
La honestidad es la mayor virtud de todos los valores humanos porque nos permite gozar de excelentes beneficios personales y aún de mayores recompensas para la comunidad y la nación. Es un cimiento sólido para nosotros y la sociedad.
No se puede separar la verdad de la honestidad, porque la verdad es el resultado de la honestidad. Es una voz dentro de nosotros que nos sugiere la verdad antes que mintamos. Somos nosotros, en defensa propia, los llamados a eliminar cualquier manipulación.

BENEFICIOS:
Cuando en una sociedad hay vidas honestas, los beneficios son muchos:

1. No se gastaría tiempo, dinero y talento en sofisticados sistemas de seguridad. No habría necesidad de echarle llave a las puertas, ni levantar paredes o muros alrededor de los negocios.
1. El número de divorcios descendería porque no habría quien mintiera o quien hiciera trampa.
2. Viviríamos de acuerdo con nuestras promesas, cumpliendo compromisos y resolviendo amigablemente los problemas.
3. No se necesitaría mucho de la fuerza policial porque con gente honesta el crimen cesaría; precisamente el crimen es el producto de la deshonestidad, la mentira y el robo.
4. No existiría el tráfico ni el consumo de drogas ilegales, dos actividades vinculadas con el fraude y el engaño.
5. No habría superpoblación, ni hacinamiento en las cárceles, un mal en casi todos los países tercermundistas.
6. Podríamos constituir una sociedad basada en la verdad, con menos impuestos y menos trámites burocráticos.
7. Las empresas y los negocios tendrían menos supervisión porque los empleados rendirían honestamente.
8. Los estudiantes no harían copia ni fraude y podrían demostrar su esfuerzo basado en la aplicación del conocimiento.

PASOS A SEGUIR
Al estudiar la manera de actuar de los honestos, encontraremos varias claves valiosas que usted puede desarrollar
Sea honesto en lo que hace, pero también en lo que dice, lo que piensa y lo que siente. La honestidad es integral y se refiere a todo el conjunto que somos como personas.
Diga con sus palabras todos lo hechos que requiere la otra persona. No omita o acomode las versiones para evitar malos ratos.
Dígale a los demás las cosas que deben saber, aún aquellas que no son fáciles. De hecho, en las relaciones de confianza hay la obligación moral de ser francos, abiertos y directos con nuestros allegados.
Nunca diga mentiras, pero tampoco medias verdades. En general, evite las exageraciones, prometer lo que no pueda cumplir, deformar deliberadamente una información o encubrir hechos importantes.
Ser confiable y recto. Significa no hacer trampas, cuidar con mayor esmero los bienes ajenos, no robar, no manipular, no ser solapado o quedarse callado cuando haya que hablar.
Conviértase en un formador de honestidad. Recalque este principio entre los suyos, premie la honestidad y sígala en su vida para que otros quieran imitarle.

El ser deshonestos y el haber propiciado una cultura deshonesta trae muchos problemas. De hecho, la inseguridad en la sociedad es mas grave que los problemas económicos.
La inseguridad genera crimen, la deshonestidad y la corrupción. Las inversiones, el crecimiento y el desarrollo se ven frenados por falta de honestidad.
Como la honestidad es el núcleo de los valores, todo funciona correctamente cuando la practicamos. En realidad, nunca cambiaremos hasta que vivamos el principio de la honestidad.

Reflexione y responda:
¿Cuál de los aspectos de una sociedad honesta le impacta y le compete?
¿Qué puede hacer personalmente para ayudar a su comunidad a promover la honestidad?
Auto-evaluación:
Vuelva a leer el principio. ¿Qué tan bien aplica usted este principio en su vida?

historia acerca de la honestidad



Honestidad significa que no hay contradicciones ni discrepancias entre los pensamientos, palabras o acciones. HONESTIDAD es no hacer nunca mal uso de lo que se nos confió.
Sé honesto con todo tu verdadero ser y con un propósito: ganar la confianza de los demás e inspirar fe en ellos. Si quieres HONESTIDAD por parte de los demás,empieza por ser confiable en todas tus cosas
premio a la honestidad

Marisol ya imagina que hará con los 20.000 dólares que encontró hace tres años en un avión de Iberia. / MIGUEL G. CASTRO SUSANA HIDALGO - Madrid - 25/11/2008 21:49


Como un cuento prenavideño. Marisol, una inmigrante peruana, se partía el lomo limpiando el interior de los aviones en la Terminal 2 del aeropuerto de Barajas. Un día de verano de 2005, Marisol estaba quitando la basura de los asientos de primera clase de un aparato de Iberia cuando, escondido en un pequeño hueco, encontró una bolsa con varios fajos de billetes de dólar dentro. "¡Chicas, vengan, miren lo que he encontrado!", alertó a sus compañeras.

Se armó un buen revuelo dentro del avión. Un guardia de seguridad contó en alto los billetes: "¡20.000 dólares!", sentenció el vigilante. La mujer, al ser la primera que había encontrado la bolsa, entregó el dinero a sus superiores, éstos apuntaron su nombre en un trozo de periódico y ella se olvidó del tema. Hasta el martes.

Justo después de comer, Marisol (prefiere no dar sus apellidos), de 47 años y madre de dos adolescentes, está pensativa y algo triste: su padre murió hace dos meses en Perú y para pagar los viajes que hizo para ver a su familia se ha endeudado en casi 6.000 euros.

De pronto, suena su teléfono móvil: "Te llamo de Iberia para comunicarte que, como nadie ha reclamado el dinero que encontraste en 2005, es tuyo. Tienes 20.000 dólares [15.381 euros]".

Pobre, pobrísima
"¡Qué fuerte! ¡Qué fuerte! ¡No me lo creo! ¡El cuponazo!", repetía ayer una y otra vez Marisol mientras recordaba su historia, en un descanso en su nuevo trabajo, en un museo. Su alegría es contagiosa. Se parte de risa tomando café, mientras se despide de su jefe, mientras se deja hacer fotos.

Tan sólo se pone seria cuando se acuerda de la muerte de su padre; de que allí, en Perú, su familia es "pobre, pobrísima" y de que su madre siempre le repetía: "Tú, Marisol, ten siempre en mente estas tres palabras: honestidad, sinceridad y puntualidad".

Tapar huecos
Lo de honesta ya lo ha demostrado. La Ley de Objetos Perdidos señala que pasados dos años y un día de la entrega, si nadie lo reclama, el objeto se considera oficialmente abandonado. El que haya depositado el hallazgo tiene derecho a quedarse con él. "Algunas compañeras me dijeron entonces que por qué no me había quedado el dinero. Hubiese sido fácil, pero...", y repite otra vez aquello de: "Honestidad, sinceridad y puntualidad". La mujer prevé ir hoy a recoger su dinero. Fuentes del departamento de Seguridad de Iberia aseguraron a Público que de este asunto sólo iban a hablar con la agraciada.

A la pregunta obligada de: "¿Qué va a hacer con el dinero?", Marisol responde con el obligado: "Tapar huecos"; y luego se suelta un poco y calcula que a sus dos hijos les caerá "algún regalito". Ella dice que no se va a comprar nada especial: "Bastante regalo es ya lo que me ha pasado".


Marisol encontró aquel día 20.000 dólares, pero lo frecuente para ella después de los vuelos era hallar otro tipo de objetos: "Bragas grandes y usadas [sus manos se abren para señalar el tamaño] y tangas, condones usados... yo que sé, la gente se deja de todo". Y entonces pone una sonrisa pícara y se echa la mano al bolsillo de la blusa. "Lo único que cogí una vez fue ésto", y se ríe mientras saca y guarda en un segundo un boli de plástico.



Marisol ya imagina que hará con los 20.000 dólares que encontró hace tres años en un avión de Iberia. / MIGUEL G. CASTRO SUSANA HIDALGO - Madrid - 25/11/2008 21:49


Como un cuento prenavideño. Marisol, una inmigrante peruana, se partía el lomo limpiando el interior de los aviones en la Terminal 2 del aeropuerto de Barajas. Un día de verano de 2005, Marisol estaba quitando la basura de los asientos de primera clase de un aparato de Iberia cuando, escondido en un pequeño hueco, encontró una bolsa con varios fajos de billetes de dólar dentro. "¡Chicas, vengan, miren lo que he encontrado!", alertó a sus compañeras.

Se armó un buen revuelo dentro del avión. Un guardia de seguridad contó en alto los billetes: "¡20.000 dólares!", sentenció el vigilante. La mujer, al ser la primera que había encontrado la bolsa, entregó el dinero a sus superiores, éstos apuntaron su nombre en un trozo de periódico y ella se olvidó del tema. Hasta el martes.

Justo después de comer, Marisol (prefiere no dar sus apellidos), de 47 años y madre de dos adolescentes, está pensativa y algo triste: su padre murió hace dos meses en Perú y para pagar los viajes que hizo para ver a su familia se ha endeudado en casi 6.000 euros.

De pronto, suena su teléfono móvil: "Te llamo de Iberia para comunicarte que, como nadie ha reclamado el dinero que encontraste en 2005, es tuyo. Tienes 20.000 dólares [15.381 euros]".

Pobre, pobrísima
"¡Qué fuerte! ¡Qué fuerte! ¡No me lo creo! ¡El cuponazo!", repetía ayer una y otra vez Marisol mientras recordaba su historia, en un descanso en su nuevo trabajo, en un museo. Su alegría es contagiosa. Se parte de risa tomando café, mientras se despide de su jefe, mientras se deja hacer fotos.

Tan sólo se pone seria cuando se acuerda de la muerte de su padre; de que allí, en Perú, su familia es "pobre, pobrísima" y de que su madre siempre le repetía: "Tú, Marisol, ten siempre en mente estas tres palabras: honestidad, sinceridad y puntualidad".

Tapar huecos
Lo de honesta ya lo ha demostrado. La Ley de Objetos Perdidos señala que pasados dos años y un día de la entrega, si nadie lo reclama, el objeto se considera oficialmente abandonado. El que haya depositado el hallazgo tiene derecho a quedarse con él. "Algunas compañeras me dijeron entonces que por qué no me había quedado el dinero. Hubiese sido fácil, pero...", y repite otra vez aquello de: "Honestidad, sinceridad y puntualidad". La mujer prevé ir hoy a recoger su dinero. Fuentes del departamento de Seguridad de Iberia aseguraron a Público que de este asunto sólo iban a hablar con la agraciada.

A la pregunta obligada de: "¿Qué va a hacer con el dinero?", Marisol responde con el obligado: "Tapar huecos"; y luego se suelta un poco y calcula que a sus dos hijos les caerá "algún regalito". Ella dice que no se va a comprar nada especial: "Bastante regalo es ya lo que me ha pasado".


Marisol encontró aquel día 20.000 dólares, pero lo frecuente para ella después de los vuelos era hallar otro tipo de objetos: "Bragas grandes y usadas [sus manos se abren para señalar el tamaño] y tangas, condones usados... yo que sé, la gente se deja de todo". Y entonces pone una sonrisa pícara y se echa la mano al bolsillo de la blusa. "Lo único que cogí una vez fue ésto", y se ríe mientras saca y guarda en un segundo un boli de plástico.




Como un cuento prenavideño. Marisol, una inmigrante peruana, se partía el lomo limpiando el interior de los aviones en la Terminal 2 del aeropuerto de Barajas. Un día de verano de 2005, Marisol estaba quitando la basura de los asientos de primera clase de un aparato de Iberia cuando, escondido en un pequeño hueco, encontró una bolsa con varios fajos de billetes de dólar dentro. "¡Chicas, vengan, miren lo que he encontrado!", alertó a sus compañeras.

Se armó un buen revuelo dentro del avión. Un guardia de seguridad contó en alto los billetes: "¡20.000 dólares!", sentenció el vigilante. La mujer, al ser la primera que había encontrado la bolsa, entregó el dinero a sus superiores, éstos apuntaron su nombre en un trozo de periódico y ella se olvidó del tema. Hasta el martes.

Justo después de comer, Marisol (prefiere no dar sus apellidos), de 47 años y madre de dos adolescentes, está pensativa y algo triste: su padre murió hace dos meses en Perú y para pagar los viajes que hizo para ver a su familia se ha endeudado en casi 6.000 euros.

De pronto, suena su teléfono móvil: "Te llamo de Iberia para comunicarte que, como nadie ha reclamado el dinero que encontraste en 2005, es tuyo. Tienes 20.000 dólares [15.381 euros]".

Pobre, pobrísima
"¡Qué fuerte! ¡Qué fuerte! ¡No me lo creo! ¡El cuponazo!", repetía ayer una y otra vez Marisol mientras recordaba su historia, en un descanso en su nuevo trabajo, en un museo. Su alegría es contagiosa. Se parte de risa tomando café, mientras se despide de su jefe, mientras se deja hacer fotos.

Tan sólo se pone seria cuando se acuerda de la muerte de su padre; de que allí, en Perú, su familia es "pobre, pobrísima" y de que su madre siempre le repetía: "Tú, Marisol, ten siempre en mente estas tres palabras: honestidad, sinceridad y puntualidad".

Tapar huecos
Lo de honesta ya lo ha demostrado. La Ley de Objetos Perdidos señala que pasados dos años y un día de la entrega, si nadie lo reclama, el objeto se considera oficialmente abandonado. El que haya depositado el hallazgo tiene derecho a quedarse con él. "Algunas compañeras me dijeron entonces que por qué no me había quedado el dinero. Hubiese sido fácil, pero...", y repite otra vez aquello de: "Honestidad, sinceridad y puntualidad". La mujer prevé ir hoy a recoger su dinero. Fuentes del departamento de Seguridad de Iberia aseguraron a Público que de este asunto sólo iban a hablar con la agraciada.

A la pregunta obligada de: "¿Qué va a hacer con el dinero?", Marisol responde con el obligado: "Tapar huecos"; y luego se suelta un poco y calcula que a sus dos hijos les caerá "algún regalito". Ella dice que no se va a comprar nada especial: "Bastante regalo es ya lo que me ha pasado".


Marisol encontró aquel día 20.000 dólares, pero lo frecuente para ella después de los vuelos era hallar otro tipo de objetos: "Bragas grandes y usadas [sus manos se abren para señalar el tamaño] y tangas, condones usados... yo que sé, la gente se deja de todo". Y entonces pone una sonrisa pícara y se echa la mano al bolsillo de la blusa. "Lo único que cogí una vez fue ésto", y se ríe mientras saca y guarda en un segundo un boli de plástico.

la importancia de la honestidad

La honestidad.

Ser honesto es ser real, auténtico, genuino. Ser deshonesto es ser falso, ficticio, impostado. La honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás. La deshonestidad no respeta a la persona en si misma ni a los demás. La honestidad tiñe la vida de apertura, confianza y sinceridad, y expresa la disposición de vivir en la luz. La deshonestidad busca la sombra, el encubrimiento, el ocultamiento. Es una disposición a vivir en la oscuridad.
La deshonestidad no tendría ningún papel en un mundo en que imperara la realidad y estuviera habitado por seres humanos plenamente conscientes. Desgraciadamente, debemos de convivir con la deshonestidad. Los humanos, abrigamos una variedad de tendencias e impulsos que no armonizan espontáneamente con la razón. Los seres humanos necesitan práctica y estudio para convertirse en personas benévolas en las que retomar la chispa divina de la que emergimos. En ese intento hacen muchas cosas que la prudencia les aconseja ocultar. Mentir es una “fácil” herramienta de ocultamiento y, cuando se emplea a menudo, pronto degenera en un vicio que arrastra hacia lo contrario.
La honestidad es de suma importancia. Toda actividad social, toda empresa humana que requiera una acción concertada, se atasca cuando la gente no es franca. La honestidad no consiste sólo en la franqueza, la capacidad de decir la verdad, sino en la honestidad del trabajo honesto por una paga honesta.
¿Cómo se cultiva la honestidad? Como la mayoría de las virtudes, conviene desarrollarla y ejercitarla en armonía con las demás. Cuanto más se ejercita, más se convierte en una disposición afincada. Pero hay una respuesta rápida que se puede dar en tres palabras: tomarla en serio.
Se debe reconocer que la honestidad es una condición fundamental para las relaciones humanas, para la amistad, para la auténtica vida comunitaria. Pero se debe tomar en serio por sí misma, no “como la política más conveniente”.
Hay una gran diferencia entre tomar en serio la verdad y no dejarse pillar. Los padres a menudo decimos “que no te pille de nuevo”, y es comprensible, pero una vida buena y honesta es más que eso. El desarrollo moral no es un juego de “píllame si puedes”. Conviene concentrarse en lo que importa de verdad, la clase de persona que uno es, y la clase de persona que uno quiere ser.
No hay medias tintas con la honestidad.

La pregunta
Si el mundo entero fuera como tú (ni una pizca mejor),
si fuera igualmente puro y franco,
tan puro y franco como tú,
igualmente libre de malas intenciones,
de extorsiones y engaños,
de planes para burlar al prójimo,
de planes para engañar al prójimo,
de planes para aplaudir al desalmado...
¿sería mejor el mundo?
Si el mundo entero te siguiera (al pie de la letra)
¿sería un mundo más noble,
totalmente despojado
de engaños y falsías,
la malicia, el egoísmo y la lujuria
se borrarían bajo esa costra
que cubre el corazón humano?
Dime, si a ti te imitara,
¿sería mejor el mundo?

BUSCA LA VERDAD EN TI MISMO ANTES DE BUSCARLA EN LOS DEMÁS.

Desde ahí, uno empieza a entender la realidad de la honestidad.

frases de honestidad

Honestidad
Llegará un día en que nuestros hijos, llenos de vergüenza, recordarán estos días extraños en los que la honestidad más simple era calificada de coraje.

Yevgeny Yevtushenko (1933-?) Poeta ruso.
La integridad del hombre se mide por su conducta, no por sus profesiones.

Juvenal (67-127) Poeta satírico romano.
Las honestas palabras nos dan un claro indicio de la honestidad del que las pronuncia o las escribe.

Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) Escritor español.
El hombre honesto no teme la luz ni la oscuridad.

Thomas Fuller (1610-1661) Clérigo y escritor británico.
Lo que las leyes no prohíben, puede prohibirlo la honestidad.

Lucio Anneo Séneca (2 AC-65) Filósofo latino.
Honestidad: la mejor de todas las artes perdidas.

Mark Twain (1835-1910) Escritor y periodista estadounidense.
Nada se parece más a un hombre honesto que un pícaro que conoce su oficio.

relato

La flor de la honestidad
Domingo 29 de Enero de 2006

"... Se cuenta que allá para el año 250 A.C., en un Reino lejano, un Príncipe de la región norte del país estaba por ser coronado Rey, pero de acuerdo con la ley, él debía casarse. Sabiendo esto, él decidió hacer una competencia entre las muchachas de la corte para ver quién sería digna de su propuesta. Al día siguiente, el príncipe anunció que recibiría en una celebración especial a todas las pretendientes y lanzaría un desafío. Una anciana que servía en el palacio hacía muchos años, escuchó los comentarios sobre los preparativos. Sintió una leve tristeza porque sabía que su joven hija tenía un sentimiento profundo de amor por el príncipe, pero pensaba que su hija no estaría a la altura del desafío. Al llegar a la casa y contar los hechos a la joven, se asombró al saber que ella quería ir a la celebración. Sin poder creerlo le preguntó: "¿Hija mía, qué vas a hacer allá? Todas las muchachas más bellas y ricas de la corte estarán allí. Sácate esa idea insensata de la cabeza, sé que debes estar sufriendo, pero no hagas que el sufrimiento se vuelva locura". Y la hija respondió: "No, querida madre, no estoy sufriendo y tampoco estoy loca. Todo parece indicar que jamás seré escogida, pero es mi oportunidad de estar por lo menos por algunos momentos cerca de mi amado Príncipe. Esto me hará feliz" Por la noche la joven llegó al palacio. Allí estaban todas las muchachas más bellas, con las más bellas ropas, con las más bellas joyas y con las más determinadas intenciones. Entonces, finalmente, el Príncipe anunció el desafío: "Daré a cada una de ustedes una semilla, aquella que me traiga la flor más bella dentro de seis meses, será escogida por mí, esposa y futura Reina". La propuesta del Príncipe seguía las tradiciones de aquel pueblo, que valoraba mucho la especialidad de cultivar algo, además de las costumbres, amistades, relaciones, etc. El tiempo pasó y la dulce joven, como no tenía mucha habilidad en las artes de la jardinería, pero cuidaba con mucha paciencia y ternura de su semilla, pues sabía que si la belleza de la flor surgía como su amor, no tendría que preocuparse con el resultado. Pasaron tres meses y nada brotó. La joven intentó todos los métodos que conocía pero nada había nacido. Día tras día veía más lejos su sueño, pero su amor era más profundo. Por fin, pasaron los seis meses y nada había brotado. Consciente de su esfuerzo y dedicación la muchacha le comunicó a su madre que sin importar las circunstancias ella regresaría al palacio en la fecha y hora acordadas sólo para estar cerca del Príncipe por unos momentos. En la hora señalada estaba allí, con su vaso vacío. Todas las otras pretendientes tenían una flor, cada una más bella que la otra, de las más variadas formas, tamaños y colores. Ella estaba admirada. Nunca había visto una escena tan bella. Finalmente, llegó el momento esperado y el príncipe observó a cada una de las pretendientes con mucho cuidado y atención. Después de pasar por todas, una a una, anunció su resultado. Aquella bella joven con su vaso vacío sería su futura esposa. Todos los presentes tuvieron las más inesperadas reacciones. Nadie entendía por qué él había escogido justamente a aquella que no había cultivado nada. Entonces, con calma el Príncipe explicó: "Ésta fue la única que cultivó la flor que la hizo digna de convertirse en mi Esposa y Reina: La flor de la honestidad, todas las semillas que entregué eran estériles". Maravilloso relato, ¿no?. En tiempos donde lo importante parecen ser los resultados, los logros, el éxito, lo visible, cultivar el valor de la honestidad parece un valor perdido, el cual casi hemos olvidado, somos capaces de inventar los más variados argumentos para excusarnos, por no decir me equivoqué, para ser humildes y reconocer que otros tienen la razón, o para decir no sé acerca de esto. Opinamos sobre todo, juzgamos a todos... La "viveza", hoy en día comparada con la habilidad, se ha convertido en un valor, encubriendo la mentira, el engaño, la falta de honestidad para con nosotros mismos y los demás. La verdad, la sinceridad, la humildad... no son virtudes exacerbadas en las comiquitas para niños, ni en las publicidades para adultos. Nuestra sociedad ha confundido el significado de la palabra ÉXITO. Si he terminado mi día siendo leal a mí mismo, sin traicionar mis creencias, mis sentimientos y apegándome a los principios expuestos por el Dios al cual digo servir, para quedar bien u obtener resultados... ése ha sido un día de éxito. Puedes hacer de este, un día exitoso... De ti depende."Vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. 1 Tim 2:2Esto lo digo para vuestro provecho; no para tenderos lazo, sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os acerquéis al Señor. 1 Cor 7:35
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ser honesto


La honestidad

Es aquella cualidad humana por la que la
persona se determina a elegir actuar siempre con base en la verdad y en la auténtica justicia (dando a cada quien lo que le corresponde, incluida ella misma).
Ser honesto es ser real, acorde con la evidencia que presenta el mundo y sus diversos fenómenos y elementos; es ser genuino, auténtico,
objetivo. La honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás, que, como nosotros, "son como son" y no existe razón alguna para esconderlo. Esta actitud siembra confianza en uno mismo y en aquellos quienes están en contacto con la persona honesta.
La honestidad no consiste sólo en franqueza (capacidad de decir la verdad) sino en asumir que la verdad es sólo una y que no depende de personas o consensos sino de lo que el mundo real nos presenta como innegable e imprescindible de reconocer.
Lo que no es la honestidad:
- No es la simple honradez que lleva a la persona a respetar la
distribución de los bienes materiales. La honradez es sólo una consecuencia particular de ser honestos y justos.
- No es el mero reconocimiento de las
emociones "así me siento" o "es lo que verdaderamente siento". Ser honesto, además implica el análisis de qué tan reales (verdaderos) son nuestros sentimientos y decidirnos a ordenarlos buscando el bien de los demás y el propio.
- No es la desordenada apertura de la propia intimidad en aras de "no esconder quien realmente somos", implicará la verdadera sinceridad, con las personas adecuadas y en los momentos correctos.
- No es la actitud cínica e impúdica por la que se habla de cualquier cosa con cualquiera… la franqueza tiene como prioridad el reconocimiento de la verdad y no el desorden.
Hay que tomar la honestidad en serio, estar conscientes de cómo nos afecta cualquier falta de honestidad por pequeña que sea… Hay que reconocer que es una condición fundamental para las
relaciones humanas, para la amistad y la auténtica vida comunitaria. Ser deshonesto es ser falso, injusto, impostado, ficticio. La deshonestidad no respeta a la persona en sí misma y busca la sombra, el encubrimiento: es una disposición a vivir en la oscuridad. La honestidad, en cambio, tiñe la vida de confianza, sinceridad y apertura, y expresa la disposición de vivir a la luz, la luz de la verdad.